Por Greta Honorio
En este año electoral nuevamente somos testigos del poco
interés, tanto de gobernantes como de los partidos políticos, en considerar en
agenda el tema cultural; pareciera que la política y la cultura fueran campos
adversos para políticos como para artistas e intelectuales.
Quizá los políticos piensen que nuestra sociedad posee
problemas más importantes y deciden postergar
las demandas culturales, por considerarlas de mínimo interés para su
público objetivo electoral.
Por otro lado, los artistas e intelectuales ven en los
políticos y gobernantes a entes ajenos e
indiferentes a sus necesidades y hasta amenazantes ante las continuas veces que
intentaron unirse para planificar la cultura, éstos cumplieron un rol hasta
conspirador y dictador por ser un área
no descentralizada, aunque se califiquen de desconcentradas.
Nuestro país, como varios países en Latinoamérica, ya cuenta con
un Ministerio de Cultura y es necesario que se definan las políticas culturales
a considerar en la elaboración de un Plan de Desarrollo tanto nacional como
regional.
Algunas Instituciones Culturales de estado trabajan
aisladamente, no son consideradas en las mesas de coordinación participativa o
no tienen obligación de actuar en ellas,
Ya es reiterativo mencionar la casi total ausencia de ordenanzas
regionales y locales que ayuden a fortalecer la cultura en Lambayeque. Contamos
con regidores y consejeros casi fantasmas en el sector.
La Constitución reconoce que la cultura es fundamental para
la nación pero la institucionalización cultural se encuentra debilitada
económica, conceptual y políticamente.
Debemos estar alertas y recordarles a los políticos y
gobernantes que los cambios en materia de visión económica se relacionan
directamente en las políticas
culturales de los Estados.
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