Tengo 20 años ejerciendo el periodismo cultural, y 10 años tratando de inculcar en mi hijo el amor hacia el arte, cada verano lo matriculo en uno diferente.
Hay un dicho que dice en casa de herrero cuchillo de palo, y hay algo de verdad, han pasado 10 años y al fin acertamos gracias a un amigo profesional, que tuvo la brillante idea de formar una escuela de arte privada llamada OPUS ART.
Empezó con la flauta dulce, ya algo tocaba, pero en este verano ha logrado ser motivado y ver descubierto sus habilidades en la música, tanto que nos sorprendió en su clausura de ciclo de verano verlo participar en un concierto tocando su flauta dulce junto a sus profesores, aquel día me sentí tan feliz, recordé mi niñez cuando disfrutaba participando en las veladas en baile, declamación y guitarra.
Hoy mi Pequeño anhela tocar su flauta junto a ellos en veladas de su colegio, hasta nos pidió ser matriculado todo el año en esta escuela de música, y escucharlo a diario tocar su flauta, no solo lo enseñado por su profesor, sino él solito estudiar nuevas temas, y querer compartirlo con sus papis y abuelos, la verdad nos alienta a su papi y a mí seguir esforzándonos para darle sus estudios.
La música une, quita o evita el stress, da seguridad, eleva la autoestima, alimenta el espíritu; tengo muchos amigos artistas a quienes admiro y apoyo en todo lo que esté a mi alcance, pero siempre estará mi gratitud en quienes proyectan su saber en nuestros niños.
Por ello aconsejo a todos los padres que no teman cuando vean a sus hijos inclinarse por algún arte, como antaño se pensaba y comentaba que si a alguien le gustaba el arte sería un bohemio, “mi hijo se perdería”, y frustramos sus habilidades que ayudarán a consolidar su aprendizaje en cualquier materia o especialidad. Conozco a destacados profesionales que complementan con el arte su verdadera realización integral.
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